CINE | CRÍTICA: “La piel más temida” ]
CALIFICACIÓN: 4.5/5 | Por Sandro Mairata @smairata / La República
“Un nuevo filme de Joel Calero que supera lo logrado en 'La última tarde'"
Vía La República:
En la primera cinta, dos exterroristas del MRTA pasaban un tiempo revisando los fantasmas del pasado. En la tercera cinta, Lucho Cáceres interpretará a un exmilitar. Aquí, Juana Burga es una joven que vuelve a su Cusco natal para enterarse de que su padre está vivo, enfermo y en prisión por haber sido un miembro terrorista de Sendero Luminoso.
Entramos así a los terrenos del conflicto armado interno, que una vez más Calero aborda con una elegante sutileza para explorar el impacto en las familias que cuentan con un terrorista entre ellos. Alejandra (Burga) volverá de Suecia —donde reside— para coordinar con su tío Américo (Cáceres) la venta de una casa de su familia materna. Pero por el lado paterno, una búsqueda personal la llevará a conocer a su abuela, Dominga (la boliviana María Luque), y así llegar a su padre, Pedro (Miguel Medina).
En este cruce de fuerzas, Calero usa la cámara en mano para crear tensión y amplios espacios de reposo narrativo para no forzar el drama. Así, avanzamos en este retrato de necesidades no resueltas, terquedades dogmáticas, las agonías del dolor familiar y las heridas que aún cicatrizadas vuelven a abrirse.
Burga es una actriz novel que, sin embargo, cuenta con una imponente telegenia —se entienden sus pergaminos de modelo top— capaz de llenar cada cuadro, cada escena con su llamativa presencia. Es una Alejandra ideal en un rol previsiblemente diseñado para ella. Lucho Cáceres es un actor potente que muchas veces se superpone en intensidad a Burga, pero que se vuelve esencial para entender el tiovivo emocional que tenemos delante.
Pero es María Luque la coprotagonista sorpresa de esta historia, una actriz sólida y desafiante que nos hace sentir el dolor de su condena: haber parido a un tipo envenenado en sí mismo, quien no puede escapar de sí. La cuidada paleta de colores redunda en las imágenes, en especial en una escena en el río inspirada fuertemente por el Emir Kusturica de "Tiempo de gitanos" (1988). Pero la mejor escena de la película involucra a un chofer llamado Víctor (Amiel Cayo) y una canción al sonido de una mandolina. Solo disfrútenla.
Esta versión tiene 17 minutos menos que la presentada en el Festival de Cine de Lima 2023; aun así, tiene momentos que pudieron resumirse más y la cámara en mano es un recurso del que se llega a abusar. Igual, "La piel más temida" es un nuevo filme esencial de este año; presten atención a su crítica a una realidad en la que reescribir nuestra historia pudiera ser, acaso, nuestro peor error.
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