Todos sabemos que el Estado paquidérmico es lento y burocrático en sus procesos, hasta la exasperación. Eso, a pesar que a veces puede estar en riesgo la salud y la vida de la gente, como sucede con el acceso a hospitalización y camas UCI en esta pandemia.
Pero si esto es angustiante e irritante, lo es aún más comprobar que el trato no es igual para todos, y que si fuiste un alto funcionario y político, o una figura mediática, allí obtienes de EsSalud o el MINSA de inmediato lo que le nieguen a los demás. Bueno, lo mismo pasa en otras instancias menos dramáticas, como la DAFO del Ministerio de Cultura, a propósito de la súbita creación y aprobación de la llamada Academia Peruana de Artes y Ciencias y Cinematográficas (APACC).
Para hacer un control de daños, el director de la DAFO dice en esta entrevista -y no en una comunicación pública como correspondía- que ellos se limitaron a recibir la solicitud de inscripción de la Academia, como hacen con otros gremios y asociaciones, y que son neutrales en las disputas que se presentan en el sector.
Ya hemos señalado en otro post que nadie discute que el Ministerio debía aceptar la solicitud de la Academia como asociación civil, y para eso tienen su Mesa de Partes. El punto fue darle inmediatamente la representatividad de todo el cine peruano de forma pública para la nominación de películas a nivel internacional, sabiendo que eso no era conocido ni respaldado por los otros gremios y personas del sector.
Allí si quedo de lado toda pretendida neutralidad, más todavía por la inesperada velocidad en el trámite, y con eso perdieron legitimidad también para pretender propiciar sus “buenos oficios” entre los gremios hoy enfrentados. La verdad que los cineastas ya están bastante grandes y maduros para necesitar tutores en sus decisiones. Ojo, para acceder a esta entrevista al director de la DAFO se necesita ser suscriptor de El Comercio (o tal vez con ser “académico” basta).
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