CRITICA DE CINE: EL TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA, de Ruben Ostlund.


Por: Sandro Mairata. 

“Una brillante tomadura de pelo, disparando contra capitalismo y comunismo desde una esquina misántropa. ¿Merecedora de la Palma de Oro en Cannes? No.

Cada vez que el director sueco Ruben Östlund vuelve, muchos tiemblan. Otros salivan. Varios, más descreídos, ruedan los ojos. Östlund ha hecho carrera atacando desde 1993 con mayor o menor éxito los cimientos de ese engendro social llamado civilización occidental; sus obras recientes se han llevado lauros, como sucedió con "The Square" (2017, Palma de Oro en Cannes), donde ironizaba sobre la superficialidad de la pompa alrededor del mundo de los museos y galerías de arte, y antes "Fuerza mayor" (2014), la historia de un hombre que decidía ponerse a salvo a sí mismo antes que a su mujer e hijos cuando ocurre una avalancha en un viaje de descanso por los Alpes franceses.
Desde una mirada intelectual y burguesa, en El triángulo de la tristeza Östlund apunta a un cúmulo de temas y sujetos arquetípicos de nuestros días para torpedearlos con sus críticas en un ejercicio donde nos complace y traiciona a todos. Hijo de padres comunistas, Östlund crea un microcosmos de clases sociales en el yate denunciando los engreimientos y ridículos que son cosa de cada día para los más privilegiados. En ese sentido, es un placer ver a Dimitry (Zlatko Burić ) pagando algo de sus culpas y a Carl (Harris Dickinson) y Yaya (Charlbi Dean) reducidos a sobrevivientes en un mundo donde sin un smartphone y acceso a Instagram realmente no son nada. 
Calificación: 4.5/5


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