Me apena realmente que gente que aprecio y estimo fuera convencida por el lanzamiento de este dirigible tipo Hindenburg que fue la pomposamente llamada Academia Peruana de Arte y Ciencia Cinematográfica (APACC), y saludo su carta donde reconocen que las cosas no se hicieron bien y piden disculpas a la comunidad cinematográfica, algo poco frecuente en el país.

Saludo, por otro lado, el pronunciamiento de asociaciones y gremios de cine desconociendo la legitimidad de la autonombrada APACC, a estas alturas solo reconocida, casi de inmediato, por la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) del Ministerio de Cultura.