“LARGA DISTANCIA” DE FRANCO FINOCCHIARO O JUGANDO A ESBOZAR SONRISAS HÙMEDAS EN EL ESPECTADOR, EXAGERANDO RESPECTO A LA HUMEDAD
Partiendo de una intención
de dirección actoral equidistante por la eficaz
triada Miguel Iza, Valquiria
Huerta y Fiorella Pennano, acentuando
realistamente que obviamente
“eficaz” no es lo mismo que “grandiosa”,
esta película es de un
estilo genealógico abordando el drama autoral
con pinceladas de relativo
humor, acerca del amor entre padre e hija,
a pesar de eso la soledad
inexorable, la obsesión cuasitóxica por la relación
de pareja finiquitada (larga
distancia por lo referente a que la expareja
y los sueños letárgicos por
quizá indefinidos en sus médulas pero que son
el motor de la insistencia
nunca anodina para seguir con la charada existencial.
Curiosamente, lo mejor y
paradójicamente lo peor de esta obra a medio rumbo
de resultar redonda es la
muy evidente metáfora galáctica de uno como si
se tratase de un ente
perdido en la atmósfera que no puede descender
no queriéndolo tanto y he
ahí la profunda lejanía entre uno y el resto
de la gente en este mundo
tan plagado de inercias comunicacionales.
La película me dejó un
sinsabor colindando con la sensación frontal
de haber presenciado una
epifanía contráctil de casi lo mismo pero
el motor de la insistencia
nunca anodina para seguir con la charada existencial.
Curiosamente, lo mejor y
paradójicamente lo peor de esta obra a medio rumbo
de resultar redonda es la
muy evidente metáfora galáctica de uno como si
se tratase de un ente
perdido en la atmósfera que no puede descender
no queriéndolo tanto y he
ahí la profunda lejanía entre uno y el resto
de la gente en este mundo
tan plagado de inercias comunicacionales.
La película me dejó un
sinsabor colindando con la sensación frontal
de haber presenciado una
epifanía contráctil de casi lo mismo pero
con un sutil maquillaje de
distinción tentativa y más o menos frustrada.
No reí ni lloré pero lo
positivo ha sido que me invitó al análisis que no
es para mí algo ajeno de esa
desolación citadina que tal vez puede revertirse.
ALBERTO JAVIER ANGULO CHUMACERO
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