Gisella Barthe: Acá mis recomendaciones de La Competencia de Ficción del 29 Festival de Cine de Lima
Mi favorita de lejos es :
1.- O Agente Secreto, Kleber Mendonça Filho
En O Agente Secreto, Kleber Mendonça Filho construye una obra fragmentaria y sensorial que interroga la memoria de la dictadura brasileña sin aferrarse a una narrativa lineal ni a una estética del realismo directo. Dividida en tres capítulos, la película propone un rompecabezas narrativo donde los tiempos se entrelazan, los géneros se desdibujan y la historia se revela como un archivo vivo, atravesado por silencios, ausencias y capas de sentido.
El relato gira en torno a Marcelo, un fugitivo que vive escondido con su hijo en Recife a fines de los años 70. A su alrededor gravita una galería de personajes —policías corruptos, sicarios, exiliados y activistas— que operan como piezas móviles de una memoria colectiva fracturada. La película no solo revisita un pasado doloroso, sino que lo reimagina con herramientas propias del lenguaje cinematográfico: la mezcla de formatos, el uso de la voz en off, las referencias cruzadas y los cambios de tono construyen una experiencia que desafía las expectativas del espectador.
Lejos del panfleto o el melodrama, O Agente Secreto se mueve en una tensión constante entre lo político y lo lúdico. Mendonça juega con los códigos del thriller, del cine de espías, del documental intervenido, pero sin perder de vista la dimensión emocional y simbólica de lo que representa el acto de recordar. La película sugiere que la historia no solo se narra: también se escucha, se oculta, se descompone. En este sentido, cada imagen y cada sonido cargan con la potencia de una memoria que insiste en no desaparecer.
A nivel formal, la propuesta es tan ambiciosa como arriesgada. Su visualidad —rica en texturas, colores y referencias cinéfilas— no busca la ilustración, sino la activación del pensamiento y la emoción. Sin embargo, ese mismo despliegue puede volverse excesivo por momentos, y algunas de sus capas simbólicas caen en lo subrayado o lo retórico. Aun así, O Agente Secreto se impone como un gesto de resistencia desde el cine: una obra que prefiere la complejidad al discurso cerrado, y la deriva poética al orden impuesto.
En tiempos de banalización histórica, su apuesta por habitar las fisuras del recuerdo resulta más necesaria que nunca.
De acá en adelante recomiendo las agradables pero siempre a repensarlas :
2.- Querido trópico, ópera prima de Ana Endara, transforma el arquetipo del cuidador y el enfermo en una exploración íntima sobre la vulnerabilidad, el cuidado y la desclasificación. Entre la decadencia mental de Mechi y el embarazo fingido de Ana María, se teje una relación que esquiva el sentimentalismo y revela una forma radical de empatía. La película, sutil y poética, sugiere que en el despojo emerge lo esencial: el amor como acto de resistencia.
3.- El diablo fuma, ópera prima de Ernesto Martínez Bucio, reconstruye una memoria infantil rota desde una mirada íntima, fragmentaria y materialmente nostálgica. Su mezcla de formatos visuales convoca el álbum familiar como artefacto emocional y político. Aunque a veces su artificio se impone al relato, la película encuentra en lo doméstico una forma de habitar lo fantástico: lo demoníaco como metáfora del abandono y el ritual como refugio ante la ausencia.
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