CRÍTICA: “Prohibido salir”
CALIFICACIÓN: 1/5 | Por Sandro Mairata @smairata / REFLEKTOR
“Otra de esas comedias peruanas que ya conocemos”
“Prohibido salir” tiene buenos momentos; los principales tienen que ver con Anahí de Cárdenas alejada de sus roles de chica pituca y realmente construyendo el personaje en una comedia de una madre llamada Carolina a quien el mundo se le viene encima. Ella es la protagonista involuntaria de lo nuevo de Sandro Ventura, quien trabajó esta historia en la pandemia usando el entorno mismo del COVID como elemento narrativo.
Cuando el Gobierno Peruano declare la cuarentena de 2020, Carolina se quedará atrapada en casa con su esposo Bernabé (Renzo Schuller) y sus dos hijos, la adolescente Macarena (Merly Morello) y el pícaro Marcelo (Facundo Vásquez de Velasco). El problema es que Carolina está cansada de Bernabé y luego de un flirt con el juvenil gigoló golondrino Augusto (Santiago Suárez) dejará abierta la posibilidad de ir más allá con esa aventurilla, con el incentivo de su mejor amiga, la guapa Vero (Laura Spoya), quien está casada con un gran amigo de su esposo, Ítalo (Diego Lombardi). Ahora, forzada a vivir con Bernabé de quien hasta considera divorciarse, para Carolina la convivencia será una pesadilla. Poco ayuda que Bernabé esté obstinado en reconquistarla.
Con estos elementos nos remitimos a los tiempos del COVID desde una mirada ligerísima, tanto que tenemos un policía sacado de sketch cómico (Miguel Vargas) y situaciones de farsa con dos vecinas jóvenes y bellas (Luciana Fuster y Fiorella Luna) y dos presentadores televisivos de caricatura (David Carrillo y Maju Mantilla). Schuller es el mismo de todos sus roles, con la rareza de que se supone que es un epidemiólogo que nunca habla de su especialidad en casa, pareciera saber de COVID solo para las cámaras y no para la vida diaria, y toda su sapiencia se limita a repartir alcohol en spray.
“Prohibido salir” no ofrece nada a nivel visual –sus pares recientes como “Soltera codiciada 2” o “Soltera, casada, viuda, divorciada” sí cuidaron el aspecto técnico o artístico dentro del rubro–, pero se mantiene por la tensión constante desde el lado de De Cárdenas, mientras que lo de Schuller –quien usa el mismo registro que en “Un matrimonio inesperado”– es insufrible. Muy bien también por Merly Morello, una actriz capaz de manejar rebeldía y dulzura cuando se le requiere.
Habían muchos matices para explorar –el tedio del encierro y sus efectos psicológicos, la muerte alrededor– pero nos quedamos con el ‘dramedy’ epidérmico, intrascendente. Otra de esas comedias peruanas que ya conocemos.
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