CRITICA DE CINE: "HOGAR" DE JANO BURMESTER , "INVITA AL ESPECTADOR A PENSAR"

Por: Emilio Bustamante.  

HOGAR : En los últimos días han sido estrenados tres nuevos largometrajes peruanos: “El caso Monroy” de Josué Méndez, “Pirú” de Bismarck Rojas y “Hogar” de Jano Burmester. Se trata de tres películas de interés, y muy diferentes entre sí, que confirman la variedad y vitalidad de nuestro cine, amenazado -como sabemos- por la incuria de ciertos congresistas y un sector político ultraconservador.



Mientras que los dos primeros largos se hallan en el circuito de multicines, “Hogar” se está proyectando en un circuito alternativo. Me referiré a este último filme, que se exhibe en el Centro Cultural de la PUCP y en el Cine Teatro Irracional (sala en la que hasta hace poco he compartido labores de programación).
“Hogar” es un documental autorreferencial y performativo, pero es también una película reflexiva o metafílmica, que invita a pensar al espectador sobre la capacidad de recuperación de la memoria y de sanación que tiene el cine, no solo para un individuo y su entorno familiar (como ocurre en “Hogar”), sino para toda una sociedad.
“Hogar” mezcla imágenes en digital con otras en súper 8 mm y 16 mm. El director cuenta que de niño tuvo un grave accidente del que aún sufre las secuelas pues confiesa que cuando despertó en el hospital había perdido la memoria y que hasta hoy se sigue buscando a sí mismo. La película se plantea, así, como un ensayo de recuperación de la memoria y como testimonio de una búsqueda de una esencia extraviada.
En cierto modo, el cineasta se siente alienado, es decir, fuera de su hogar, y trata de retornar a este a través de filme. En el trayecto, descubrirá un gran secreto familiar y se atreverá a hacer una revelación íntima valiéndose de la película que realiza. Entrevistará a sus padres y a su hermano, viajará a Países Bajos -donde residieron sus progenitores antes de que él naciera-, retornará con ellos al lugar donde se conocieron, y revisará viejas películas caseras en donde habita una felicidad que fue breve, pero a la que se puede regresar una y otra vez.
El filme que el cineasta crea y el material en súper 8 mm que examina, y donde sus seres queridos han dejado sus huellas de luz, se evidencian finalmente como espacios de reencuentro y reconciliación, y las tres últimas tomas parecen rendir un sutil homenaje a los Lumière. “Hogar” se erige, de este modo, como un acto de fe en el cine.

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